martes, 17 de octubre de 2006

Fin de semana en las Alpujarras

Tras un monumental atasco en la ronda sur de Granada, por fin ascendemos hacia las Alpujarras, dirección Motril, tras pasar el puerto del Suspiro del Moro. Bonito nombre para una bonita historia. Aquí fue donde el último rey de Granada, expulsado en 1492, se detuvo para mirar por última vez su querida ciudad, no pudiendo evitar un suspiro de pena al abandonarla. René de Chateubriand, uno de los más destacados románticos, narraba en 1826 este momento en Las aventuras del último Abencerraje:

"Después de que Boabdil, último rey de Granada, se viera obligado a abandonar el reino de sus padres, el ex rey se encuentra en la cima del monte Padul camino del exilio. Desde este lugar prominente se contempla el mar donde se iba a embarcar el infortunado monarca para dirigirse a África; también se pueden ver Granada, la Vega y el río Genil, cerca del cual se levanta el campamento de Fernando e Isabel. A la vista de este hermoso paraje y de los cipreses que aún señalan aquí y allá las tumbas de los musulmanes, Boabdil se echa a llorar. La sultana Fátima, su madre, que le acompaña en el exilio junto con los grandes que habían constituido hasta entonces su corte, le dice: 'Llora ahora como mujer el reino que no has sabido defender como hombre'. Descendieron de la montaña y Granada desapareció de su vista para siempre. El lugar se llamó desde entonces el Suspiro del Moro"

Ya es de noche, aunque con luna llena, cuando llegamos a Lanjarón, donde nos alojamos, así que sólo tuvimos tiempo para dar una vuelta de reconocimiento por el hotel y, como no, para cenar de tapeo. Maravillosa costumbre la del tapeo: con cada bebida, una deliciosa tapa con los productos típicos de la zona, embutidos y quesos o cualquier preparado casero para disfrutar. En cuanto al hotel, estuvimos en el Alcadima, que comparte instalaciones con el hotel Castillo, y he de decir que me gustó mucho lo laberíntico de sus pasillos y patios variados, con fuentes y plantas que salpican cada rincón y un fabuloso mirador desde el que vimos atardecer al día siguiente.

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